TULIDAY

Después de Varanasi , Agra fue un respiro. Es que uno acostumbrado a la “civilización”, se siente más cómodo cuando hay calles asfaltadas, es así. Hay veredas. Hay menos puestos y más locales comerciales.  La gente no acosa ofreciendo cosas y dentro de todo se respira algo de orden. Será la presencia del Taj Mahal . Símbolo del amor entre un emperador mogol y su mujer, que parece transmitir algo de esa mística a la ciudad. Definitivamente el monumento es la joya de la ciudad. O como su nombre indica la “Corona de Mahal” mujer del emperador. Una construcción enorme en mármol blanco, perfectamente simétrica hasta en el mínimo detalle. Tanto amaba la simetría el emperador, que sus 4 lados son iguales, y al frente tiene un espejo de agua para que se refleje generando más simetrías. El Taj atrae a viajeros de todo el mundo y de la India misma. Personas de pueblos lejanos que en su vida vieron un occidental. Y cuando ven uno, le piden una selfie. Y después llaman a to

Si Nueva Delhi era caótica Varanasi la supera con creces. Estación de tren, después de 15 hs de viaje. Se nos abalanzan. Ofreciendo cosas. Ofreciendo taxis o tuk tuk . Hay monos, gente, gente y más gente. En ese caos decir “ Uber ” es palabra mágica para que se alejen todos. Camino al hotel, se ve toda la pobreza en la que uno piensa cuando piensa en la India. Acá si hay vacas. Muchas. Y chanchos. El contraste entre el hotel increíble, y lo que se ve del otro lado de la tapia es perturbador. Tanto que es difícil disfrutar de la piscina pensando lo qué hay del otro lado. 4am nos vamos al Ganges . Hay poca gente en la calle. Negociación mediante subimos a un bote. Nosotros dos y 4 indios. Nos llevan por el río. Gente bañándose. Lavándose los dientes. Lavando ropa. Tomando agua. Una de las aguas más contaminadas del mundo, y para ellos, la más sagradas. Ironías de la India. Parte espiritual. Vemos cremaciones. El olor es fuerte. Pilas de leña se acumulan. Familias

Caos. Suciedad. Ruido. Smog. Sorprendentemente no huele mal. Miradas intensas. Caminamos. Motos, autos y gente por todos lados. Nos miran. Hacemos que no sentimos las miradas. Nos sacan fotos. Me tocan la cola. Hay escupitajos de betel por todos lados. Hay vacas. Pero no tantas. Hay basura. No tienen concepto de limpieza. Envoltorio vacío va directo al suelo. Sacamos fotos. Nos piden fotos. Selfies. Nos subimos a un rickshaw. Samam es el guía. Sonriente. Buena onda. Nos lleva por los bazares. Bazar del Sari. Bazar de la plata. Bazar de las especias. Nos lleva al rooftop. Vemos una mezquita abajo y casas hacinadas. “La gente vive y trabaja en el mismo lugar para ahorrar” nos dice. Dice que trabaja 365 días. Sin vacaciones. Su mujer no trabaja. “Es buena pero no inteligente, mejor se queda en casa y yo trabajo”. Nos lleva al Fuerte Rojo. Fin del viaje. Pagamos. Quiere más de lo acordado. Discutimos. Insiste. Cedemos un poco más. Se va enojado. Ni atisbo d