[MARRUECOS]

Marruecos está a 2.5 horas en avión desde Barcelona, son menos de 2000km los que nos separan del país africano, y sin embargo, llegar a Marruecos es como llegar a otro mundo.

Fuimos en 2018, y de haber escrito la experiencia en ese momento, debería haber sido diferente de la que voy a contar ahora, habiendo pasado dos años y habiendo pasado por la India.
Ahora que lo pienso, creo que este viaje fue, sin nosotros saberlo, la preparación para la India.

Solo teníamos 4 días, era Semana Santa, por lo que tuvimos que dejar la excursión al desierto para otro viaje. Nos concentramos en dos destinos: Rabat y Marrakech. 

En Rabat aterrizamos desde Girona, y aquí aprendimos un tip viajero muy importante: en lo posible, evitar llegar de noche a un nuevo destino. 
Al llegar nos encontramos con que: 
1. Eran las 12 de la noche, 
2. No había más transporte público, 
3. No existía transfer a la ciudad y 
4. Los taxis que esperaban afuera nos acribillaban a gritos para que los eligiéramos.

Hubo negociación de por medio, sólo entre Fede y los taxistas, aquí fue la primera vez que me sentí totalmente ignorada (si, preparación para la India). En ese momento la imagen era bastante fea, de un lado de la calle un grupo de taxistas reunidos, y del otro nosotros con nuestras mochilas, cansados y con miedo a que nos estafen. 
Finalizada la negociación, pensamos que nos iríamos en una de las traffics nuevas, error, nos llevaron a un falcón que se caía a pedazos, la radio árabe a full y las ventanillas bajas. 
Nuestro hotel era un Riad, así se llama a las construcciones donde las habitaciones se concentran alrededor de una patio central cuadrado, por lo general con una fuente. La arquitectura es la típica árabe, madera tallada con diseños imposibles, pisos increíbles, mucho brillo y tonos dorados.
Nos recibieron con té de menta, como es la costumbre y nos llevaron a la habitación. Aquí otro tip: Marruecos está lleno de gatos, por las ratas, por lo que es posible que haya olor a gato en muchos lugares, sumado a que en marzo hay bastante humedad. 




Marruecos
Riad Dar Saidi
Marrucos
Riad Dar Saidi



Pero esto es anecdótico, el Riad era muy lindo y en medio de la Medina. La Medina, es lo que en Europa llamaríamos casco antiguo, con la diferencia que en Marruecos, dentro de la Medina, las cosas se hacen como en la antigüedad. Los carniceros matan a los pollos en vivo frente a los clientes, la carne está al aire mantenida con sal y especias, la mercadería se mueve con carros de madera o a lomo de burro, las calles son de tierra y piedras. Las mujeres dentro de la Medina son las más conservadoras, tapadas de pies a cabeza, hemos visto algunas con guantes (Nota: la temperatura era de 30ºC). 
Marruecos fue colonia Española y Francesa, por lo que hay muchas personas que hablan estos idiomas, es más fácil hablar con ellos en español que intentar con el inglés. En Rabat estuvimos unos días para conocer la capital del país, se la considera la capital económica, pero como atracción no hay mucho. 
La Medina es lo que más nos impactó por lo humilde y por las pobres condiciones. 
Lo que debo decir es que la comida es muy rica y barata, la primera noche cenamos en un kiosco de la calle por 2€ una pizza, un panini de queso y algo para tomar. 

A Marrakech llegamos en tren desde Rabat, los trenes son lo viejos trenes españoles. Los asientos, no son numerados, te sentás si podés. 



Marruecos
Estación de Trenes de Rabat

Encontramos lugar en un camarote donde iban, una chica marroquí occidentalizada, una mujer cubierta a la que sólo le veíamos los ojos, un chico con una campera de La Martina (me quedé de cara con el alcance de una marca Argentina), y un hombre mayor. Apenas el tren se puso en marcha, empezaron a hablar entre ellos y a compartir comida, por lo que dedujimos que eran familiares. Al rato nos empezaron a mirar y hablar entre ellos, momento incómodo si los hay, hasta que el chico de La Martina nos habló en inglés, nos preguntó que hacíamos allí, y a dónde íbamos. No eran familia, se habían conocido en el tren, solo hablaban porque iban a pasar el viaje juntos.
Los que sacaban comida, antes de comer ellos, les ofrecían a todos los de su alrededor y después comían, es una tradición. 
Todos fueron amables, la mujer con la burka sacó su teléfono y nos mostró fotos de sus hijos y de cuando iban a esquiar, entre todos nos anotaron en un papel lugares para visitar, las mejores playas si alguna vez íbamos, etc. Fue un buen viaje.

En Marrakech, el panorama es otro, es una ciudad turística, llena de palmeras, calles amplias y bien cuidadas, hoteles 5 estrellas con todo incluido, es grande la diferencia. Hasta la Medina cambia, la Medina de Rabat, era el mercado local para la gente de allí, la de Marrakech, es un mercado para turistas. Alfombras que parecen mágicas cuelgan de todos los edificios, las construcciones son de ese color terracota tan especial del desierto. Los edificios son bajos, pero tienen terrazas desde donde se ve el alboroto de la ciudad. 
Los mercados son laberintos de pisos de adoquines y techos de chapas y cartones acumulados. Todo es vistoso, las lámparas doradas brillan tanto que uno desearía que saliera un genio de adentro. Hay olor a especias, a clavo de olor, a azafrán, hay tantas cosas que es fácil perderse. De pronto suena fuerte el llamado a rezar, todos desaparecen y se meten a la mezquita, dejan los zapatos fuera y a rezar. No podemos entrar. Mujeres y extranjeros prohibidos. 

Marruecos
Alfombras mágicas - Marrakech
Marruecos
Medina de Rabat

En Marrakech conocimos la mezquita de Kutubía, (solo por fuera) y los jardines aledaños, con árboles y fuentes por todos lados. También el Palacio de la Bahía donde vivía el Gran Visir con sus concubinas, es como una pequeña Alhambra, llena de azulejos y pequeños mosaicos de colores, rodeada de vegetación.
Por último el lugar que más me gustó fue la plaza Jamaa El F´na. Es una plaza inmensa rodeada de edificios bajos que albergan tiendas y restaurantes con terrazas en el último piso. En medio de ella hay un mercado donde ofrecen de todo, desde tatuajes de henna, hasta monos que bailan por unas monedas (terrible), jugos "naturales", todo tipo de comidas, productos para la piel y el pelo. La plaza es un caos ordenado, se meten carros, animales y personas por todos lados, pero de alguna manera funciona y no hay accidentes. Los vendedores son ocurrentes, a Fede le ofrecieron una gorra a mitad de precio y productos para que le crezca el pelo, todo mientras lo llamaban Bruce Willis!


Marruecos
Mezquita Kutubía

Lo mejor es ver la puesta de sol desde las terrazas, como el cielo se pone naranja, rosa, mientras cambia el color de la plaza y se van encendiendo las luces de los puestos.
Marruecos es exótico, lleno de colores y sabores (comimos cuscús y tajín todos los días), creo que lo que más llama la atención es lo diferente que es de Europa estando tan cerca.
Lo recomiendo sin dudas, especialmente si después se quiere conocer el resto de África o Asia, Marruecos es el primer paso.

Marrakech Morocco
Plaza Jamaa El F´na - Marrakech

Morocco
Mezquita de Marrakech

Marrakech
Terraza de Nomad - Marrakech


Morocco
Medina de Marrakech

Morocco
Plaza Jamaa El F´na - Marrakech


Pd: Algunos lugares extras para visitar en Marrakech: Nomad (restaurante-bar con mucha onda), Museo de Yves Saint Laurent (no pudimos entrar por la cantidad de gente haciendo cola para entrar, pero por las fotos es espectacular), Café Des Épices Café Des Épices(perfecto para ir a comer o tomar algo y ver la puesta de sol desde la terraza).
Lugares para ver en Rabat: El Mausoleo de Mohamed V (Allí está enterrado el antiguo rey de Marruecos).


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