VERANO EN ASIA // PARTE 5: NUSA PENIDA

Viernes 17 de agosto de 2018
Amanecemos a las 6am, diluvia. Nos vamos a pasar 2 días en Nusa Penida, una isla al lado de Bali. 
Llega nuestro chófer y partimos. 
Llegamos al puerto. La tormenta no para, la calle está inundada, y no hay muelle para llegar al bote.  
Decidimos cancelar cuando el del tour nos dice que nos pueden llevar al otro día.
Desde Starbuck reservamos un nuevo hotel. En Bali hay mucha pobreza, sin embargo Starbucks y Polo Ralph hay en todos lados, abundan.
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Sábado 18 de agosto  
Amanece nublado, pero no llueve. 
Después de 40 min en bote llegamos a Nusa, el agua ya se veía cristalina. 
Al momento de pisar el puerto ya nos ofrecen taxis y motos. Nuestro plan es alquilar una moto para ir a Crystal Bay y a Kelingking Beach. Nuestro plan....
Eric, un local, nos ofrece una moto. Después de esperarlo que fuera a su casa a buscar los casco, cerramos la transacción y partimos a nuestro destino.  
A los 800 mts la moto hace un estruendo y se funde. No tenemos señal de móvil, no pasa nadie por la calle y volver caminando es prácticamente escalar una montaña con la moto a cuestas. 
Nos ponemos a hacer dedo, cuando de casualidad pasa Eric en otra moto (Gracias Divina Providencia). Nos ve, se baja, y nos dice que nos trae otra. 
Después de 40 min aparece con una moto como la gente. (De donde saca las motos esta gente, será un misterio). 
El camino hacia Kelingking Beach, es espectacular a nivel paisajístico y terrible a nivel ruta. Cráteres llenos de barro, uno tras otro, la moto se patina cada cada 2x3. 
Llegamos. Nos espera una playa paradisíaca...400 mts en bajada vertical desde un acantilado (no teníamos ni idea de esto). 
Como vacas que van al matadero, seguimos el camino de gente por arriba de la montaña y bajamos sin drama, sin ningún pensamiento de qué hace??
Kelingking Beach  Bali
Kelingking Beach - desde arriba.


Kelingking beach nusa penida
Aquí ya se ve el camino para bajar. 

Kelingking beach
El camino de palos y sogas para bajar.
 La playa es increíble, agua turquesa, arena blanca, olas que rompen con fuerza y pocas personas. El mismo paraíso.
Tomamos sol estilo milanesa, la preparación mínima tenemos, solo agua y protector solar. 
A Fede de pronto, se le hincha el pie como una bola. Se le dobló bajando y no se había dado cuenta. 
Kelingking beach
Playa turquesa - Kelingking Beach
Kelingking Beach
The Beach

Teniendo en cuenta esto y que nos falta el camino en moto hasta el hotel, antes de que fuera de noche empezamos a subir, en vertical. Bajo ningún concepto hay que mirar  hacia abajo.  Parar tampoco es opción, hay quente que sube y gente que baja todo el tiempo, no se puede parar la circulación. 
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Ya arriba comemos en un puesto y emprendemos el regreso, nos queda poca luz y poca batería. El pie de Fede es una bola y el camino son cráteres llenos de barro. Escenario ideal si los hay. Pero llegamos bien.
Al otro dia el pie de Fede se hincha más, lo ponemos en agua caliente con sal y nos quedamos en el hotel tranqui. Durante el día nos sorprenden varios terremotos y réplicas. Las paredes parecen de goma. 
Una pareja de viajeros españoles, más preparados que nosotros, nos dan crema, pastillas y vendas para la morcilla que ahora tiene Fede. Hablemos de gente que suma!
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Antes de las 5, volvemos al puerto, devolvemos la moto a Eric y nos subimos al fast boat para volver a Bali. 
No exploramos mucho la isla, pero con la bajada del acantilado, nos damos por satisfechos. 
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Nos quedan dos días de viaje, los terremotos nos persiguen, hasta el último día en Kuta, que nos tomamos el avión destino Singapur. 
En Singapur estamos un día paseando. La noche la pasamos sobre un césped sintético en el aeropuerto. Es tan limpio y perfumado, que dormimos bien!
Después de 13 horas llegamos a Londres y de ahí partimos a Barcelona.
Ha sido un viaje de 3 semanas, por dos países. Hemos tomados aviones y andado en moto más que en toda mi vida. 
Singapur es moderna, joven, impecable. 
Bali tiene una mística interesante, desde la paz que transmiten sus habitantes con los rituales que ejecutan diariamente y la sonrisa que muestran al mirar a otra persona, hasta el verde de las terrazas de arroz, las montañas llenas de árboles, y el olor a césped húmedo después de una lluvia tropical. 
Bali es vida, es meditación, en calma rodeada de naturaleza. 
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En estos links se pueden leer las otras partes del viaje: 




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